Santa Pola es otra estupenda opción para aquellos que buscan una segunda residencia junto a las mejores playas del Mediterráneo. Unas playas impolutas y cristalinas, muchas de ellas con bandera azul, son el centro principal de atracción al visitante. A esto hay que añadirle opciones culturales que se salen de lo normal, 15 kilómetros de costa enclavada en un cabo donde encontrarás estupendas rutas de senderismo y un fantástico Mirador del Faro, donde disfrutarás de unas vistas inigualables hacia el mar y la costa alicantina. Y por si fuera poco, Santa Pola tiene una localización envidiable, a muy pocos kilómetros del aeropuerto y de la Ciudad de Alicante.
Pero si lo tuyo es la cultura, la ciudad presenta una oferta interesante. Posee varios museos, entre los que destaca el museo Esteban González que se encuentra, nada más y nada menos, que en un pesquero de arrastre. Un museo atípico, cuando menos, que nos muestra la vida en un barco pesquero tradicional de Santa Pola y rinde homenaje a la industria pesquera, el principal medio de vida del pueblo. Por otra parte, no puedes fallar a la cita con el Museo de la Sal en la antigua salina del pueblo, donde encontrarás curiosidades como los más de 14.000 usos de la sal o la razón por la que los flamencos son de color rosa. Es aquí donde encontrarás respuesta a todas esas preguntas relacionadas con la sal que no te han dejado conciliar el sueño durante toda tu vida.
Una buena gastronomía es una de las principales bazas de cualquier ciudad y esto no deja de ser cierto para Santa Pola. Si te gusta el pescado bueno y fresco, en Santa Pola encontrarás lo mejor ya que cuenta con el puerto pesquero más importante del Mediterráneo. Aquí siempre podemos disfrutar de un pescado fresco y del “mar a la mesa”
