Abajo vemos el inmenso parche de verde intenso de los cultivos de aguacate que se funden con el azul turquesa del Mediterráneo. Más arriba, el límpido blanco del encalado de las paredes del pueblo andaluz, sobre el que se impone con solemnidad, encumbrado a su peña, una temible fortaleza nazarí del siglo XV. El pueblo costero de Salobreña ofrece a los ojos del visitante un auténtico contraste de colores. Es una delicia perderse por ese laberinto de callejuelas y pasadizos con nombres que evocan la época en que el pueblo era un bastión defensivo de los últimos tiempos del reino árabe de Granada. El paseo debe culminar, por supuesto, en el impresionante castillo, desde el que podremos disfrutar de unas vistas únicas del abrazo del pueblo y el mar. Y si nos queremos ambientar todavía más, podemos leer previamente la historia de las tres princesas, uno de los famosos Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving, que tiene lugar precisamente en el castillo de Salobreña. Salobreña es un lugar ideal donde buscar un refugio junto al mar y disfrutar de todo lo que un pueblo andaluz tradicional te puede ofrecer. Aquí tienes una feria flamenca andaluza, una romería tradicional y una Semana Santa con mucho fervor y tradición. Por si fuera poco, durante el verano el ayuntamiento organiza también numerosos conciertos y actividades culturales al aire libre. Todo ello, para ser saboreado mientras aprovechamos ese clima subtropical de la provincia de Granada, que constantemente te llama a descubrir lo que hay fuera de casa. No es extraño que cada año un número mayor de visitantes extranjeros vengan a comprobar por sí mismos lo que Salobreña puede ofrecerles.
