Junto con Marbella, Baleares siempre ha sido el destino turístico español de alto standing por excelencia. No en vano, la familia real española elige Palma de Mallorca todos los años para asentar su residencia estival. Los españoles han crecido viendo a sus reyes tomando el sol en algunas escondidas calas mallorquinas o participando en campeonatos de vela desde el puerto deportivo de Palma. Las Islas Baleares han sabido mantener esa imagen de destino turístico de altas personalidades, al tiempo que se ha abierto también al turismo internacional más masivo, sobre todo de la mano del mercado alemán. No es de sorprender que las islas son el segundo destino turístico de España. A ellas llegan cada año 10 millones de turistas, lo que resulta impresionante si tenemos en cuenta que alberga tan solo a 1 millón de residentes. Al ser un archipiélago, cada isla tiene su personalidad propia y distinguida, por lo que el comprador inmobiliario dispone de una gran variedad de entornos y de posibles estilos para su nueva vida. Por ello, en Mallorca, tenemos la naturaleza cosmopolita, internacional y cultural de Palma, así como los impresionantes parajes y acantilados de la costa, las sobrecogedoras Cuevas del Drach, los pueblos medievales desparramados a lo largo de toda la isla, o los bucólicos paisajes rurales del centro. Menorca es una isla menos masificada y ofrece playas semidesiertas donde se puede disfrutar de un ritmo más tranquilo. Formentera es un maravilloso entorno natural protegido rodeado de maravillosas aguas color turquesa que irradia un espíritu un poco hippie. E Ibiza… qué decir de Ibiza. Puede ser tanto el paraíso de la macrofiesta discotequera como un entorno de lujo donde disfrutar de la más absoluta tranquilidad. Sea cual sea tu estilo de vida ideal, en Baleares hay una isla perfecta para ello.
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